No lo he podido evitar. Me he detenido en este pasaje como si se tratara de un poema. Cómodo, como si ya lo hubiese leído antes y sólo estuviera recordando. Creo que durante el trayecto a Barcelona lo he releído, desde Sant Cugat hasta Valldoreix, unas cinco veces.
Hay momentos que uno quiere y debe compartir, y ésta es otra forma de mostrar amor.
-Permíteme que empiece diciéndote que yo estaba enamorado. Una confesión corriente, es verdad, pero no un hecho ordinario, porque muy pocos aprendemos que amor es ternura y que ternura no es, como muchos sospechan, piedad. Y somos poquísimos los que sabemos que la felicidad en el amor no es la concentración absoluta de todas las emociones en otro. Siempre hay que amar muchas cosas de las que el amado no es más que un símbolo. Los verdaderos amados del mundo son, a ojos de sus amantes, lilas en flor, fanales de barcos, campanas de escuela, un paisaje, conversaciones recordadas, amigos, el domingo de un niño, voces perdidas, el traje favorito, el otoño y las demás estaciones, la memoria, sí, porque es la tierra y el agua de la existencia, la memoria. La lista es nostálgica, pero ¿dónde podría encontrarse un tema más nostálgico?
Otras voces, otros ámbitos (1948) página 144
No se donde ví que comparaban a un menda que va de estilista en cuatro con Capote. El Capote del siglo XXI, le llamaban.
ResponEliminaNi idea Bandini... ¿Lo dices para tenerlo en cuenta o para todo lo contrario? Por suerte aún me quedan algunos libros por leer de Capote. Un abrazo!
ResponEliminaMe ha parecido un fragmento extraordinario, gracias por compartirlo. Te sigo!!
ResponEliminaBeso!