La Broma, de Milan Kundera

No me siento capaz de escribir un resumen de "La broma" de Milan Kundera. Me ocurre, como casi siempre que escribo una reseña en el blog, que me resulta  más sencillo hablar de sensaciones. De mis sensaciones.
Así pues, debo decir de entrada que esta ha sido una de las mejores novelas que he leído este año.

En "La broma" hay un personaje principal y lo que acontece durante quince años en la vida del mismo, pero ésta es una novela coral. Incluso me atrevo a decir que es una novela sobre los sentimientos de una nación, sobre un momento histórico real que muy bien podría pasar por una obra distópica en toda regla. De hecho algunos lectores han comentado que sentían algo parecido a cuando leyeron 1984 de George Orwell, y sí, debo darles la razón, pero además añadiría que no andamos tan lejos de vivir situaciones en nuestro propio país y en la actualidad como las que narra Kundera en "La broma".

A mí no me parece que sobre ni una sola página, ni un solo personaje está de más, y si hay una parte que se me hace algo tediosa es sólo por mi culpa, por mi falta de conocimiento sobre el tema que narra alguno de los personajes, pero lejos de criticar a Kundera lo primero que debo hacer es informarme, indagar sobre lo que desconozco. Esa podría ser una de las lecciones que uno aprende leyendo esta novela: antes de echar la culpa a los demás sobre algo que te ocurre, intenta averiguar qué es lo que tú haces mal.
Es eso precisamente lo que más me ha gustado de "La broma": las lecciones que aprenden o deberían  aprender los personajes, las lecciones que deberíamos aprender todos; y es que a las diferentes voces que hablan en esta novela las comprendes y las culpas a todas por igual, y ninguna de ellas puede dar por si sola, sin apoyarse en otra voz, una lección a las demás. Todos cometemos errores, toda acción tiene consecuencias y la mayoría de las veces las desconocemos, ignoramos el daño que hemos podido causar.

Ha sido un auténtico placer leer esta novela, la primera que escribió Milan Kundera y que ahora Tusquets recupera para su catálogo en esta traducción revisada del checo de Fernando De Valenzuela. Aprovecho la ocasión para comentar que no he encontrado ni una sola errata, así que, además de la bella prosa de Kundera, que permite leer como si estuvieras paseando sin pausas y absolutamente embelesado, hace aún más fácil la lectura el hecho de no tropezar con las indeseables faltas de ortografía o errores de imprenta que, sobre todo últimamente, nos encontramos en demasiados libros.

Otras y mejores reseñas de compañeros de esta lectura conjunta de "La broma" : Galletas chinas, 10.15 Saturday night, Libros, cd's, cine..., Leer sin prisa, El blog de Lahierbaroja

Desde aquí también quiero dar las gracias a Karo y a Sergio. Ya saben por qué.

Motel Infierno (cut-up-copy-paste)

(motel s.)
Ahora mismo
quizá tendría que dar un paseo sin voces
me voy de regreso
lo capto al inhalar

(broma k.)
Abren en sentido contrario todos aquellos lamientes (falsos y fingidos)
como la expresión de un excepcional espíritu autocrítico

(infierno R.)
Recuerdos e imaginación (mi caída y mi sueño)
serán juzgados por saber algo que yo ignoro

(remake F.M.)
3 segundos antes del fin
regalaste tus discos
oídos en estéreo, lejos del azar, 
there is a light that never goes out

Diablos de polvo, de Roger Smith

"Diablos de polvo" consigue deprimir al optimista más recalcitrante. Ni un ápice de esperanza le queda a uno cuando va por la mitad de la novela, pero aún es peor cuando lee la última página.
No suelo leer novela negra, así que me resulta complicado reseñar ésta sin tener suficientes precedentes en los que apoyarme. Podría compararla, como ya hice en Goodreads, con la trilogía "Millenium" del escritor Stieg Larsson, aunque con una salvedad; aquí no esperes encontrar héroes y tampoco investigación policial o periodística.
Una de las cosas que más me ha gustado es precisamente la ausencia del héroe, y con eso no pretendo decir que nos encontremos ante cobardes, sino con alguien que debe enfrentarse a sus propios ideales; ideales a los que siempre fue fiel y creyó inamovibles: uno no sabe cómo va a reaccionar ante la adversidad, ante una injusticia, ante un callejón sin salida, hasta que no se encuentra al borde del abismo, y es entonces, sólo entonces, cuando puede pasar que todos sus principios salten por los aires y así, un objetor de conciencia, llegue a convertirse, a sus propios ojos, en algo peor que la figura de alguien a quien siempre ha detestado.
Leyendo "Diablos de polvo" he sufrido pesadillas y lo que peor he llevado es cerciorarme de que el único que realmente es fiel a sus principios hasta el final, es el perverso, el monstruoso y sanguinario; el tirano que no duda en aplicar extrema violencia e injusticia cada vez que le conviene sin el más mínimo remordimiento y con total impunidad. Cada capítulo está repleto de auténticas aberraciones que si se llevaran al cine no podría proyectarse en ningún festival ni mucho menos en una sala convencional.  
A pesar de que se hace imposible coger cariño a los personajes (eso puede que sea una suerte al fin y al cabo, sino la lectura se haría insoportable), a pesar de que uno no acierta a comprender el por qué de la frialdad e indolencia de todos los que aparecen en esta novela al enfrentarse a la muerte: la muerte de sus vecinos, familiares… la de sus propios hijos… Pues, a pesar de los pesares, esta novela tiene algo que engancha, es adictiva; algo que no sé decir qué es pero que te lleva a leerla en apenas unas horas.  

Quiero dar las gracias a Es Pop Ediciones, en especial a Óscar Palmer y, como no, también agradecer a Aramys por contar conmigo para la lectura conjunta de Diablos de polvo. En twitter estuvimos unos cuantos con el hastag #lecturaDiablos.

Lee aquí el primer capítulo de Diablos de Polvo de Roger Smith

Rústica con solapas.
352 págs, 14 x 21,5 cm.
ISBN: 978-84-936864-7-5
PVP: 18,95 €



Roger Smith nos explica en este vídeo algunos de los hechos reales que le sirvieron como inspiración para escribir su novela.

+ reseñas:  leemaslibros  Pulparty  Viaje Alrededor de una Mesa Leer Sin Prisa  Cruce de Caminos La biblioteca de Ilium

Los Cuadernos del Hafa, de Pablo Cerezal

"Los Cuadernos del Hafa" -me permito samplear la voz del narrador- son fogonazos de recuerdos, brochazos de reminiscencias...
Es un diario de viaje. Es poesía. Historia. Una colección de sueños. Fragmentos de biografías; un narrador que da voz a distintos personajes, algunos de ellos reales como Jane Bowles, Brian Jones o William Burroughs, aunque ¿quién soy yo para considerar que no todos los personajes lo son? Hay muchas referencias y todas interesantes, a mí me han sorprendido: Kurt Cobain, Patti Smith, Rolling Stones, Corso, Kerouac, Ginsberg, Genet y un largo etcétera...
Envenenado estaba yo de olvidadas poesías, de ausentes fantasmas de músicos y poetas, artistas que veneré, personalidades de las que algún día pretendí apropiarme sólo porque creí comprender el mensaje oculto de sus creaciones.
El Café Hafa... uno tiene ganas de ir a Tánger y visitar ese famoso café después de leer el primer libro de Pablo Cerezal. Yo desconocía tantas cosas sobre ése lugar, sobre la generación beat, sobre Marruecos, su gente y costumbres... He vivido esta novela como si de un diario personal se tratase. Lo he leído y disfrutado como si lo hubiese escrito yo (entiéndase que cuando digo como si lo hubiese escrito yo, lo que quiero decir es que lo he leído como si estuviese recordando esas vivencias como propias).
Me gusta la estructura, el desorden de esta novela, es más, se hace necesario que así sea. Se lee como si uno tratara de pasear por esas calles que describe el narrador: laberínticas, estrechas e inverosímiles que acaban sin previo aviso frente a un barranco. Si en "Carretera Perdida" o "Mulholland Drive" de David Lynch las escenas tuvieran un orden "lógico", no serían la maravilla que son. Y ya que cito por enésima vez en este blog la película "Carretera Perdida", aprovecho la coyuntura para decir que he encontrado dos grandes parecidos, al menos yo lo veo así, entre ésta y el libro de Cerezal. Uno de los parecidos razonables lo puedo contar, el otro no:
1. La frase de Fred Madison que sirve para entender la estructura de la película: Me gusta recordar las cosas a mi modo y no necesariamente de la manera que han sucedido. En Los Cuadernos, Munir, mi personaje favorito, le dice a nuestro narrador: la realidad no es la que vemos sino la que inventamos ¿verdad? Y unas páginas antes el narrador en sus cuadernos escribe: ...jugar a imaginarme que sólo los muertos recuerdan el pasado y que hay que estar, al contrario, muy vivo para poder recordar el futuro, para (me atemoriza la certeza) esconder mis recuerdos (no sé si futuros o pasados) entre el vaho moldeable de vidas no vividas por personas que existieron pero jamás conocí más que en el delirio inconstante de mis sueños.
2. No lo cuento, no insistas, pero sí diré que tiene que ver con las mujeres que interpreta Patricia Arquette: Renee Madison / Alice Wakefield en el film de Lynch y la bella Aanisa o a Ella (a quien va dedicado el libro) de "Los Cuadernos del Hafa". O tal vez soy yo el que busca conexiones e historias imposibles donde no las hay y, por eso precisamente, me lo paso tan bien leyendo.
Cosas curiosas que atañen a mis lecturas, a mi vida solipsista: en "Aire Nuestro" de Manuel Vilas ya aparecía el escritor Paul Bowles, autor de "El Cielo Protector", y me dejó perplejo que Vilas le retratase como a un pederasta sin escrúpulos. En "Los Cuadernos del Hafa", Bowles, tampoco queda muy bien parado.
A William Burroughs me lo he encontrado, como un personaje más, en algunas de mis recientes lecturas: en "Éramos unos niños" de Patti Smith y en "Mantra" de Rodrigo Fresán, por ejemplo, aunque la primera son unas memorias y la segunda una obra de ficción y es, en ésta última, donde Joan Vollmer (que murió de un disparo en la cabeza jugando con su marido, William, a Guillermo Tell) tiene muchas cosas que decir sobre el propio Burroughs y la generación beat, no muy buenas por cierto, con esa voz inventada que al igual que "En los cuadernos del Hafa" le ha dotado a Brian Jones y compañia su narrador.
En "Mantra" también hace acto de presencia Brian Jones y la piscina donde murió y los rumores sobre un posible asesinato, pero no recuerdo que se hable de Jajouka ahí, una parte muy interesante de la vida de Brian Jones que sí aparece en la obra de Cerezal, en la que además podemos leer una posible carta escrita por esa voz inventada explicando su muerte. En "Mantra" la técnica del cut-up también tiene mucha importancia, pero aquí, en "Los Cuadernos del Hafa", tiene un papel, a mi modo de ver, fundamental con Brion Gysin y William Burroughs y sus diálogos, también inventados, como protagonistas.

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