Una lección aprendida.
No volverá a ocurrir.
Jamás obviaré de nuevo a un escritor por prejuicios.
Aunque a Umbral más que evitarlo lo ignoré. No me acerqué nunca a su obra, no me interesé por sus artículos, su poesía ni sus novelas. Grave error.
Pero por suerte, gracias a Sergio y a su magnífica y entusiasta reseña, nos animamos unos cuantos y se organizó una lectura conjunta de "Mortal y Rosa". Desde entonces no he dejado de agradecer a todo el café literario y, sobre todo a Sergio, que me dieran a conocer esta monumental obra poética. Digo obra poética, pero además de poesía en prosa, se podría considerar ensayo y diario personal. "Mortal y Rosa" es eso y mucho más. Es una bofetada y una caricia, es un grito y una nana, es, en definitiva y sin exagerar, lo más bello que leído en mi vida.
Dejemos a un lado que un servidor pueda leer con otra mirada a estas alturas de su vida este libro. Porque sí, puede ser muy fácil caer en la trampa, dejarse llevar por los sentimientos, mostrar empatía hacia un padre que se desnuda y deja al descubierto todo lo que necesita vomitar tras la muerte de su hijo, un niño de seis años, de leucemia. Para cualquier padre sería, como digo, muy fácil sentir compasión, pero para un padre primerizo al que todo le da miedo o que camina a tientas aprendiendo día a día, procurando que todo sea perfecto, que tiene los sentimientos a flor de piel, no sólo sería normal que juzgara de distinta forma que en otra situación este tipo de lecturas, sino que además sería recomendable ni acercarse a ellas. Pero estamos ante una lectura, que si bien es cierto que en más de una ocasión eriza la piel y te puede hacer saltar lágrimas, no cae en sentimentalismo barato, todo lo contrario. Primero debo decir que la prosa de Umbral es de las mejores que he leído, y tengo serias dudas de que jamás vuelva a leer nada igual; me atrapó, no por el tema principal, sino por cómo cuenta cualquier anécdota: ver a una mujer paseando, cómo él come castañas, qué opinión tiene sobre la sociedad, políticos etc. o la compra de una mecedora (aunque parezca mentira, la parte de la mecedora es una de las más bonitas de "Mortal y Rosa").
Pero además habla de filosofía, de literatura universal, de cómo le gustaría ser recordado como escritor (créanme que de forma muy humilde).
Y es que aquí, en realidad, habla para él, es su diario personal, un lugar en el que puede mantener un diálogo con su hijo, en un libro del que dice que no se cierra, sino que queda eternamente abierto.
Es el libro que más he subrayado de todos los que he leído. Podría comenzar a transcribir aquí, en esta entrada, frases y párrafos enteros, decenas de ellos, y no haría justicia a todo lo que he hallado en su conjunto, pero sí puedo asegurar que todas las frases y párrafos que he compartido de "Mortal y Rosa" en las redes sociales, Facebook y Twitter, son las que más likes y comentarios han recibido de entre todos los libros que voy comentando mientras los leo.
No soy ningún experto literario, sólo un lector al que de vez en cuando le gusta compartir sus sensaciones. Quizá sonará estúpido, pero así, en caliente, al terminar de leer "Mortal y Rosa", he escrito esto en Goodreads:
Señor Umbral, llego tarde a sus escritos, esto es lo primero que leo de
usted, y me parece de lo más curioso que en este libro expresara su
deseo de que en un futuro alguien le leyese y le llevara a decir: "No
estaba mal este señor. Era interesante lo que decía. Debió dejar poca
obra. Lástima".
Creo que no ha sido poca la obra que nos ha dejado,
pero ya le digo que llego tarde a usted, y sí, me ha parecido muy
interesante, tan interesante que pienso que aunque sólo hubiese escrito
"Mortal y Rosa" habría usted merecido el premio Nobel de literatura.
Dejo aquí un par de párrafos, si esto no es una maravilla ¿qué lo será?
El mundo reposa en la explotación y se desplaza por la guerra. El mundo descansa en el explotado o avanza sobre cadáveres. Puedes elegir entre la esclavitud y la muerte. O ni siquiera eso. Eligen por ti. El hombre sólo ha sabido erigir escaleras de peldaños humanos. Todo se hace a costa de alguien. Enseñar Historia o grandes monumentos es enseñar crímenes. Vivimos sobre el terreno pantanoso de los explotados, pisamos las arenas movedizas de inmensas extensiones de sufrientes. Landas de sangre iluminan nuestro paisaje.
La primera niñez, la época que perdemos de nuestra vida, de la que nunca sabemos nada, sólo se recupera con el hijo, con él vuelve a vivirse. Gracias al hijo podemos asistir a nuestra propia infancia, a nuestro propio nacimiento y yo miraba aquellos ojos cerrados, aquel llanto rosáceo, y me veía a mí mismo, por fin, en el revés del tiempo. El niño, su debilísimo denuedo, su crueldad rosa, su fe total en la vida, sin pasado ni futuro, presente completo, y cómo se ha ido abriendo paso a través del idioma, cómo ha ido abriendo frondas, tomando palabras, y llega ya hasta mí, venido de la manigua que nos separaba, del bosque de los nombres y las letras, y está ya de este lado, habitante del alfabeto.
(Mortal y Rosa - Francisco Umbral)
Los Consejos, de Roberto Bolaño & A.G. Porta
Consejos de un discípulo de Morrison a un fanático de Joyce seguido de Diario de bar, de Roberto Bolaño & A.G. Porta (1984).
"Hubo una época, pobre de mí, en que creí que la literatura arrastraría gente, como el rock"
Sólo por el cuento "Diario de Bar" que, a modo de bonus track en un disco, viene justo al final, cuando termina la novela, ya merece la pena poseer este libro. Mi edición es de bolsillo, la primera, que data de octubre de 2008, y aunque no es la edición "bonita" (y eso que la tuve en las manos pero en el último momento la dejé para otro día..), la que vemos en la cubierta a Joyce, Bolaño, Porta y Morrison, una señal de Stop y otra de dirección obligatoria con una pizzería al fondo, ya forma parte de mi preciada pero todavía pequeña colección Bolañiana.
Hay una edición de coleccionista, debe ser la primera de 1984, que en el portal de compraventa de artículos Todocolección se vende a tan sólo 1.200 euros, pero sinceramente prefiero la cubierta del mío, no lo digo por el precio, mi ejemplar es más sobrio y además viene seguido de "Diario de Bar".
El relato, "Diario de Bar", igual que la novela "Los Consejos", también está escrito a cuatro manos (que digo yo que deberíamos decir a dos manos, a no ser que ambos escritores sean ambidextros no logro comprender por qué se suele decir a cuatro manos cuando una obra la llevan a cabo dos escritores y se supone que cada uno escribe con una sola mano... pero en fin, eso es harina de otro costal), y quizá me ha gustado tanto por que me recuerda a Julio Cortázar. Sí, creo que es eso, que hay algo en él que me lleva de nuevo a "Continuidad de los parques" o "La noche boca arriba", dos de mis relatos favoritos de Cortázar.
Y qué decir de "Los consejos", pues que se trata de una buena novela, de eso no cabe duda, pero un servidor debe admitir que la ha leído con mucho cariño, con gran entusiasmo.
Fue el debut literario de Roberto Bolaño y A.G. Porta, pero en él ya vemos muchos de los rasgos característicos que hemos encontrado en la obra de Bolaño, a Porta no lo había leído antes y eso que tengo en mi mesita de noche "Singapur" a la que no tardaré en darle caza, así que de él poco o nada puedo comentar.
Ha sido inevitable recrear en mi mente escenarios de viejas películas de delincuentes de finales de los años setenta, esa corriente también denominada cine quinqui, mientras iba leyendo esta historia de amor y fuga. La banda sonora por supuesto era de Los Chichos, y el tema principal no podía ser otro que "Mujer cruel".
Pero no voy a centrarme en la trama, ni en la delincuencia, ni en las escenas de sexo que en ella aparecen, ni tan siquiera voy a dar los nombres de los protagonistas ni sus motivos para hacer lo que hacen. Tampoco intentaré contar a qué viene lo de Joyce y Morrison en esta historia. Sólo diré que, como siempre, nada es lo que parece, y que en mi opinión todo es... pues eso, una fuga; una fuga real o falsa, una fuga mental de un escritor encerrado en su habitación (el propio Bolaño o Porta), y lo que en realidad vamos conociendo es cómo construye y avanza en su primera novela.
"Hubo una época, pobre de mí, en que creí que la literatura arrastraría gente, como el rock"
Sólo por el cuento "Diario de Bar" que, a modo de bonus track en un disco, viene justo al final, cuando termina la novela, ya merece la pena poseer este libro. Mi edición es de bolsillo, la primera, que data de octubre de 2008, y aunque no es la edición "bonita" (y eso que la tuve en las manos pero en el último momento la dejé para otro día..), la que vemos en la cubierta a Joyce, Bolaño, Porta y Morrison, una señal de Stop y otra de dirección obligatoria con una pizzería al fondo, ya forma parte de mi preciada pero todavía pequeña colección Bolañiana.
Hay una edición de coleccionista, debe ser la primera de 1984, que en el portal de compraventa de artículos Todocolección se vende a tan sólo 1.200 euros, pero sinceramente prefiero la cubierta del mío, no lo digo por el precio, mi ejemplar es más sobrio y además viene seguido de "Diario de Bar".
El relato, "Diario de Bar", igual que la novela "Los Consejos", también está escrito a cuatro manos (que digo yo que deberíamos decir a dos manos, a no ser que ambos escritores sean ambidextros no logro comprender por qué se suele decir a cuatro manos cuando una obra la llevan a cabo dos escritores y se supone que cada uno escribe con una sola mano... pero en fin, eso es harina de otro costal), y quizá me ha gustado tanto por que me recuerda a Julio Cortázar. Sí, creo que es eso, que hay algo en él que me lleva de nuevo a "Continuidad de los parques" o "La noche boca arriba", dos de mis relatos favoritos de Cortázar.
Y qué decir de "Los consejos", pues que se trata de una buena novela, de eso no cabe duda, pero un servidor debe admitir que la ha leído con mucho cariño, con gran entusiasmo.
Fue el debut literario de Roberto Bolaño y A.G. Porta, pero en él ya vemos muchos de los rasgos característicos que hemos encontrado en la obra de Bolaño, a Porta no lo había leído antes y eso que tengo en mi mesita de noche "Singapur" a la que no tardaré en darle caza, así que de él poco o nada puedo comentar.
Ha sido inevitable recrear en mi mente escenarios de viejas películas de delincuentes de finales de los años setenta, esa corriente también denominada cine quinqui, mientras iba leyendo esta historia de amor y fuga. La banda sonora por supuesto era de Los Chichos, y el tema principal no podía ser otro que "Mujer cruel".
Pero no voy a centrarme en la trama, ni en la delincuencia, ni en las escenas de sexo que en ella aparecen, ni tan siquiera voy a dar los nombres de los protagonistas ni sus motivos para hacer lo que hacen. Tampoco intentaré contar a qué viene lo de Joyce y Morrison en esta historia. Sólo diré que, como siempre, nada es lo que parece, y que en mi opinión todo es... pues eso, una fuga; una fuga real o falsa, una fuga mental de un escritor encerrado en su habitación (el propio Bolaño o Porta), y lo que en realidad vamos conociendo es cómo construye y avanza en su primera novela.
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