Meridiano de sangre, de Cormac McCarthy

Maldito Cormac McCarthy, malditas sus novelas (las que he leído: La carretera, No es país para viejos, La oscuridad exterior y, la que terminé ayer, Meridiano de sangre... y también las que tal vez leeré en un futuro que no preveo muy cercano: El guardián del vergel, Hijo de Dios, Todos los hermosos caballos...); malditas citas bíblicas, malditos personajes, y todas las situaciones desgarradoras, sangre, pedofilia, violaciones y aberraciones que nuestra imaginación nos empuja a recrear mientras leemos cualquiera de sus relatos. Porque no sólo nos brinda pasajes explícitos que nos estremecen, muchas veces McCarthy,  magistralmente eso sí,  nos dibuja una imagen o fragmento de una escena que automáticamente nosotros recomponemos por completo, juzgamos y, seguramente hacemos mal, pero la terminamos y damos por hecho algo que quizá sucedió de otro modo. Por eso me atrevo a decir que el Juez Holden no es tan malo como nos quieren hacer creer. Incluso llega a caer simpático. Es un líder, alguien inteligente, culto, que atrapa y enamora; una mente repleta de conocimientos, un profesor. A pesar de que le atribuimos asesinatos, violaciones y demás actos reprobables, y es un personaje por el que sentimos una profunda repulsión y, por qué no decirlo, nos infunde miedo, mucho miedo, pues, a pesar de todo eso, no recuerdo haberle "visto" con las manos en la masa en toda la novela. Nos ocurre como a los demás personajes de Meridiano de sangre, nadie le pilla in fraganti; y ahí creo que se esconde algún mensaje.
Y ¿Quién es él? ¿y quién el Chaval? 
Al Chaval, del que nunca sabemos su nombre aunque en una ocasión el juez Holden le apoda Blasarius, que es un término arcaico legal de un incendiario, una persona culpable de incendio intencional, tampoco le "vemos" explícitamente asesinar, cortar orejas o cabelleras a ningún indio. Nunca leí la Biblia, pero creo que los dos personajes principales y antagónicos tienen mucho que ver con alguna de las historias que se hallan en ella.
Y ya que hablamos de fuego hay que decir que otra vez en una novela de McCarthy este elemento, uno de los cuatro clásicos, es fundamental en la narración, aunque el aire, la tierra y sobre todo el agua son tan importantes o más que los personajes: ...contemplaron el fuego, el fuego que contiene en sí mismo algo de los propios hombres en la medida en que el hombre es menos sin él y se aparta de sus orígenes y está como exiliado. Pues cada fuego es todos los fuegos, el primer fuego y el último que habrá nunca.
En Meridiano de sangre, nos adentramos en una época de genocidios, de masacres en la frontera entre Texas y México.  Las autoridades mexicanas y del estado de Texas organizan una expedición paramilitar para acabar con el mayor número posible de indios. Es el llamado Grupo Glanton, que tiene como líder espiritual al llamado juez Holden, un ser violento y cruel, un hombre calvo, albino, sin pestañas ni cejas. Nunca duerme. Pero baila y baila y baila...

McCarthy se basó en hechos y personajes reales para escribir esta novela considerada por la revista Time como una de las mejores 100 novelas en inglés desde 1923 hasta 2005 y que ostenta el tercer lugar de las mejores novelas escritas en los últimos 25 años en una encuesta que realiza cada año el New York Times a unos doscientos destacados escritores, críticos, editores y otros sabios literarios. 
Yo lo he pasado francamente mal. Tuve que interrumpir la lectura un par de semanas. Y he de admitir que me costó, tuve que esforzarme, y creo que por el momento no volveré a McCarthy, o sí, no lo sé, porque aún sigo en el desierto trashumando y escondiéndome sin saber contra qué ni por qué lucho.

Ha sido otra lectura conjunta en Twitter y en Facebook con el grupo Café Literario. Más reseñas de Meridiano de Sangre: Leer sin prisa, Claraboya literaria, Notas de mis lecturas, Libros, cd's, cine...
Y ya que estamos, reseña de La oscuridad exterior: Offuscatio, Libros, cd's,cine... y de La Carretera: Libros, cd's, cine...

Los hermanos Tanner, de Robert Walser

Dicho de otro modo, en lugar de dedicarme a leer a Robert Walser, por ejemplo, me puse a escribir sobre él para tener que leerlo. (Enrique Vila-Matas) 

No le deseo a nadie ser yo. Solo yo soy capaz de soportarme. Saber tanto, haber visto tanto y no decir nada, absolutamente nada. (Robert Walser)

Descubrí a Robert Walser mientras descubría a Enrique Vila-Matas. También leí un ensayo de J. M. Coetzee sobre el escritor suizo, algo así como una pequeña biografía, excelente como todo lo que escribe Coetzee pero que no me empujó al abismo como sí lo hizo Vila-Matas. Debo admitir que haber leído sobre Walser antes de leer al propio Walser ya crea una serie de expectativas o cierta predisposición, y sí, para qué negarlo, algo de devoción. Pero también es cierto que al leer alguna de sus obras se siente algo parecido a recibir un suave masaje o, en otras palabras, leer a Walser es fácil, estimulante y uno quiere más.


...cierto es que sólo soy respetado por una persona: yo mismo, pero es alguien cuyo respeto es el que más me importa 
...En una reunión bien concurrida donde lo importante es manifestarse y agradar lanzando parrafadas brillantes, tú permanecerás siempre mudo porque no tendrás ganas de abrir la boca entre tanto charlatán inútil
...Acabaré convirtiéndome en un hombre entregado en cuerpo y alma al presente, sin recordar mi afinidad con cosas aún pendientes
...Tengo que buscarme otra vida, una nueva, aunque mi vida entera deba consistir en la simple búsqueda de esa vida  


En "Los hermanos Tanner" puede dar la sensación de que no ocurre nada, que los paseos no te llevan a ningún sitio, y, sin embargo, podemos encontrar a un hombre avanzado a su tiempo e incluso al nuestro. Robert Walser nos habla con la misma naturalidad sobre infidelidad, incesto, homosexualidad, arte y, ante todo, de paseos y lo que se siente durante los mismos. 
Como dice Kafka, y podemos leer en la contraportada de la edición de bolsillo que hace pocos meses salió a la venta, «¿Acaso Simon Tanner no vagabundea, nadando en la felicidad, para no producir nada, a no ser el goce del lector?» Y es que el mismo Simon podría ser el alter-ego de Robert Walser. Como curiosidad aparece un personaje, un poeta, al que el propio Simon Tanner encuentra muerto y congelado en la nieve tal y como cincuenta y tres años después de publicarse esta novela unos niños hallaron el cadáver de Robert Walser. Casi que vaticinó su muerte, e incluso, Simon Tanner, la ensalza, le parece de lo más esplendida, una tumba de gran nobleza. 


“El día de Navidad de 1956, la policía de la ciudad de Herisau, al este de Suiza, recibió una llamada: unos niños se habían tropezado con el cuerpo de un hombre muerto por congelación en un campo nevado. Cuando llegó a la escena, la policía primero tomó fotografías, luego retiró el cuerpo.

El difunto no tardó en ser identificado: era Robert Walser, de setenta y ocho años de edad, que había desaparecido de un hospital mental de la zona. (…)
Las fotografías de la policía mostraban a un anciano ataviado con un abrigo largo y botas, despatarrado sobre la nieve, los ojos totalmente abiertos, la mandíbula floja. Estas fotografías se han reproducido amplia (y desvergonzadamente) en la literatura crítica sobre Walser (…)
(J. M. Coetzee)

Robert Walser te gustará si te gusta la poesía, si te gusta pasear, si cuando vas por un sendero no sientes tedio.

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