Ruta del Río Perdido

Hay muchas y muy buenas razones para recomendar este viaje, La Ruta del Río Perdido.
Para mí, además de añadir a mi lista otro reto personal superado, ha significado descubrir una nueva manera de viajar, conocer a gente fantástica y temblar, sentir cierto nerviosismo, como cuando era un niño y todo me sorprendía; ver y tener muy cerca a animales salvajes en su hábitat, hacer acampada libre y oír desde la tienda a los hipopótamos y leones, caminar por lugares que sólo había visto en documentales.
Ya me lo advirtieron, estas experiencias pueden cambiar tu vida. Mi vida ya había cambiado antes, eso es innegable, pero es bien cierto que se viven experiencias que son muy difíciles de transcribir.
Aún siento en mi piel, en mi interior, un estremecimiento cuando rememoro ciertas escenas (y lo digo como si yo fuese actor y estuviese en mitad de una película), como por ejemplo los paseos de los enormes elefantes a escasos metros de nosotros o la visita al pueblo de Chinotimba en las Cataratas Victoria, donde los niños nos gritaban entre risas por la calle a nuestro paso y en su idioma ¡blancos, blancos! hasta que les decíamos ¡hola! también en su idioma -previamente nos había enseñado algunas palabras nuestra guía personal- y entonces, decía, esos niños se quedaban mudos y eso nos hacía reír porque tenía mucha gracia ver que se daban cuenta que habíamos entendido lo que nos decían.
En fin, que de todo el viaje, dos de los viajeros (una gente estupenda y a la que hace unos días hemos vuelto a ver) Lourdes y Dani, han realizado un magnífico vídeo que resume dos semanas en África inolvidables. Les felicito por el trabajo y os pido a todos disculpas por mi extraño baile al más puro estilo Carlton Banks, eso sí, sin Tom Jones de fondo, absolutamente a pelo.

Hechos curiosos

El pasado 11 de diciembre, mientras íbamos en coche de excursión, escuchamos en el programa Fallo de sistema de Radio 3, una entrevista a los responsables de la La Agenda del fin del Mundo editada por Blackie Books, Jonathan Millán (ilustrador) y Sirag Nabih (guionista). Nos gustó especialmente cuando contaron un hecho acaecido en la única novela de Edgar Allan Poe "Las Aventuras de Arthur Gordon Pym". Un hecho que volvió a suceder cuarenta y siete años después, aunque esta vez en la vida real.
Entonces les dije a los demás que si no recordaba mal, tenía un libro en casa que recopilaba ese tipo de cosas. Y no lo recordaba mal, no. Hoy he dado con ese grueso volumen, El Libro de los Hechos Insólitos de Gregorio Doval que fue publicado en 1994 y del que hay una edición de bolsillo (supongo que menos gruesa) editada por Alianza.
Gregorio Duval explica en la presentación que para reunir las más de mil quinientas noticias que componen el libro, tardó unos cuatro años y que empezó a recopilarlos cuando recibió el encargo de preparar preguntas culturales para concursos de televisión.
La casualidad ha querido que la misma anécdota que oímos contar a los autores de La Agenda del Fin del Mundo esté presente también en este libro. Eso me ha empujado a querer compartirla aquí, así que corto y pego uno de los muchos enigmas, una de las sospechosas coincidencias, leyendas, vidas extraordinarias que podemos encontrar en el libro de Gregorio Doval: 
En 1837, Edgar Allan Poe (1809-1849) publicó Las Aventuras de Arthur Gordon Pym, novela en la que se relataba la aventura de cuatro supervivientes de un naufragio que, tras permanecer muchos días en un bote a la deriva -contando por único "alimento" con una botella de oporto-, acuciados por el hambre, deciden sortear entre ellos cuál servirá de alimento a los demás, para lo que cortan cuatro pajitas, una de ellas más corta, y eligen cada uno una. La fortuna quiere que el elegido sea un grumete llamado Richard Parker, al que sus compañeros, según lo pactado, asesinan y devoran. En 1884, cuarenta y siete años después, la yola Mignonette zozobró al sur del océano Atlántico, logrando salvarse sus cuatro tripulantes a bordo de un bote; acuciados por el hambre, decidieron asesinar y comerse a uno de ellos que, enfermo y desnutrido, se encontraba en franco estado agonizante. Se trataba del que había sido grumete de la yola, cuyo nombre era Richard Parker.

La historia de la vecina del tercero (revisitada y su variante)

Tenía ocho años y su única preocupación consistía en conseguir algo de dinero para gastarlo en golosinas o en petardos que luego, en compañía de sus amigos, hacía estallar en los sitios más disparatados. Una vez hicieron volar por los aires una mierda de perro en mil pedazos. Aunque muchos considerarán que es una gamberrada un poco salvaje, para esos críos era algo muy divertido y les hacía reír unos cuantos días.
Corría 1982 y los dibujos animados del sábado a las tres de la tarde los protagonizaba una naranja del sexo masculino que además era la mascota del mundial de fútbol, pero no le gustaban los dibujos de Naranjito y, en aquellos primeros años de su vida, aún menos el fútbol. Así que nunca siguió con atención ni una cosa ni la otra. Ahora, cuando revive recuerdos de esa época, aparecen entremezcladas conversaciones, travesuras y alguna canción que sonaba en la radio de su madre. Ella solía escuchar a Manolo Escobar, El Fary o a Los Chichos. No tiene nada en contra de ese estilo musical, pero envidia a los que en su infancia sus padres les ponían discos de Miles Davis, Cat Stevens o Bob Dylan. Incluso a los que escuchaban Triana o Lluis Llach les tiene mucha envidia. Los primeros discos en vinilo que escuchó fue en casa de sus vecinos. La niña del tercero tenía un tocadiscos portátil en el que hacía sonar una y otra vez la canción Don Diablo de Miguel Bosé, pero en la versión del grupo infantil Parchís. Siempre quiso tener un tocadiscos igual que el de ella para poder poner cualquier otra canción, pero no llegó hasta muchos años después. Antes llegaría un walkman de cassette y una cinta de Alaska y Dinarama. Eso fue cuando estaba en octavo de E.G.B., le regalaron la cinta "Deseo Carnal" después de insistir mucho por su cumpleaños. Se obsesionó con la canción "Ni Tú Ni Nadie" después de oír como la cantaba una niña. Sobre todo le gustaba cuando se le unía todo un grupo de chicas y cantaban al unísono, saltando y riendo, la parte de "mil campanas suenan en mi corazón" mientras los demás esperaban en fila antes de entrar cada curso a su clase. Sentía un amor intenso, sincero y profundo por Alaska y jamás se perdió el programa de los sábados por la mañana "La Bola de Cristal". Más adelante conseguiría las cintas de las bandas sonoras de Breakdance y Beat Street y muchos megamixes de finales de los ochenta, pero esa es otra historia, sigamos en el 82.
Un día, en clase de tercero, una niña que se llamaba Tere les anunció a todos con absoluta solemnidad y en mitad del aula que en 1984 se acabaría el mundo. Que lo había anunciado un tal Nosferatu y que siempre acertaba en sus predicciones. Vaya dos años les hizo pasar la niña. Se lo habrían ahorrado si se hubiesen acercado a una biblioteca a consultar en algunos libros y así esclarecer lo que supieron años más tarde, que Tere confundía el nombre de Nostradamus con el de un vampiro y que el año anunciado era el 3797 y no el 1984. Aunque en cierta forma fue verdad, para mucha gente entonces acabó el mundo, su mundo... pero aún quedan dos para llegar a ese Orwelliano año, y aunque es posible que ahora mezcle recuerdos, sabe perfectamente qué pasó una noche de aquel ya lejano 1982. Estaba durmiendo cuando los gemidos y lamentos que provenían de una mujer arrodillada en el suelo de su habitación le despertaron. Lloraba como las personas que lo han perdido todo. Era extraño, porque sentía tranquilidad y paz, y en ningún momento se asustó. Tenía claro que no se trataba de su madre, era imposible. Quien estaba allí era su vecina, la madre de la niña del tocadiscos. Cómo pudo entrar esa mujer en su casa es todavía un misterio, y por qué se postró en el suelo de su habitación también lo es. Pero el mayor misterio es lo que sucedió al día siguiente a primera hora de la mañana, cuando jugando con su hermana -ya llevaban rato en plena batalla arrastrando sillas por el pasillo y cantando como locos la canción Don Diablo- llamaron al timbre de casa. Abrieron la puerta y se asomó una señora que les instó a que dejaran de hacer tanto ruido, en el piso de abajo estaban velando a la señora Carmen que acababa de fallecer y debían mostrar más respeto. Con ocho años ya estaba familiarizado con la enfermedad. En la misma calle pocos días antes había muerto Ramón, un niño de su edad, de leucemia. Ramón y Carmen eran los últimos de seis que habían perdido la vida después de que les diagnosticaran un cáncer. En el mismo barrio y en los dos últimos años, distintos tipos de esa enfermedad se estaban apoderando de sus vecinos sin distinguir edades ni condición social. Años más tarde, después de decenas de muertes, el ayuntamiento ordenó retirar las gigantescas torres de electricidad que atravesaban la calle principal.
Eran pequeños y traviesos, pero dejaron los juegos y los gritos de inmediato. No logra recordar que hicieron a partir de ese momento y durante el resto de aquel día, pero sí de que en algún momento de la tarde vieron bajar entre varias personas un ataúd por las escaleras. Esa imagen permanece en su memoria como la de su madre bañada en sudor y bajando por esas mismas escaleras dos días antes, sujetada por su padre desde atrás y ella agarrándose a la enorme barriga; iban a por otra hermanita.
Durante mucho tiempo intentó averiguar qué razón tendría la señora Carmen para ir a su habitación justo antes de morir. Quiso su mente infantil creer que durante su ascenso al cielo hizo una parada en el cuarto piso, en la casa de sus vecinos, quizá para dejar algún tipo de mensaje; algo así como pedir protección para su hija. Pero cada vez se le hacía más difícil creer en ese cielo. Era creyente sólo porque sus padres no lo eran, por llevar la contraria, y lo fue hasta que se dio cuenta de que para ser feliz debía pecar.
De tanto leer a Philip K. Dick le da por pensar que quizá nada de todo eso sucedió, que simplemente lo sueña desde otra dimensión, desde la muerte. Tal vez, en realidad, quien estaba allí llorando era su madre por su muerte y por eso no sentía ningún miedo. Así, todo lo que ha vivido desde entonces no es más que un recuerdo que se va desvaneciendo, poco a poco.

VARIANTE

Corría el año 1982. Los dibujos animados del sábado a las tres y media de la tarde los protagonizaba una naranja del sexo masculino que era la mascota del mundial de fútbol. A mí no me gustaba “Fútbol en Acción” ni su protagonista Naranjito y, en aquellos primeros años de mi vida, tampoco el fútbol. Así que nunca seguí con atención ni una cosa ni la otra. La primera vez que escuché discos de vinilo fue en casa de nuestros vecinos. La niña del tercero tenía un tocadiscos portátil en el que ponía una y otra vez “Don Diablo” de Miguel Bosé en la versión de Parchís. Siempre quise tener un tocadiscos como el suyo para poder poner cualquier otra canción. Años después oí a una niña del colegio en la hora del recreo cantar “Ni Tú Ni Nadie” de Alaska y Dinarama y logré que me regalaran por mi cumpleaños, después de insistir mucho, el single de esa canción. La parte que más me gusta recordar es cuando se le unió todo un grupo de sus amigas y cantaron al unísono, saltando y riendo, la parte de “mil campanas suenan en mi corazón...”. Pero estábamos en que corría el año 1982 y mi vecina del tercero y su disco de Parchís. Pues bien, una noche me despertaron los sollozos de una mujer arrodillada a los pies de mi cama. Era la madre de la niña del tercero. Aún no sé qué quiso decirme con esa visita ni cómo entró. Si pretendía que fuese el mejor amigo de su hija, no lo consiguió. No entendí el mensaje, yo sólo tenía 8 años y aún no estaba familiarizado con el lenguaje de los adultos. Me miró con ternura. Me acarició. Sus manos olían a cebolla. Dejó el  tocadiscos portátil de su hija en el suelo y se fue. De vez en cuando todavía pongo Don Diablo, pero como mínimo dos veces al día lo que se puede oír es “...fuiste tú el culpable o lo fui yo ni tú ni nadie, nadie, puede cambiarme...”.

Leído en 2011 y algunas de sus frases (58 menos 1)

58. Michel Houellebecq-Las Partículas Elementales
57. Barry Gifford-Back In America
56. H.P. Lovecraft-La Sombra Sobre Innsmouth
55. Paul Auster-El Palacio de la Luna
A medida que pasaba el tiempo, empecé a notar que las cosas buenas me sucedían sólo cuando dejaba de desearlas.
54. Adolfo Bioy Casares-Historias desaforadas
"A cierta edad todas las mañanas uno se asoma con recelo al espejo, para ver qué novedades le trae el nuevo día".
53. Charles Bukowski-El padecimiento continuo
hoy todo son ordenadores y más ordenadores y pronto todo el mundo tendrá uno, los niños de tres años tendrán ordenadores y todo el mundo conocerá todo lo relacionado con los demás mucho antes de que lleguen a conocerse y por eso nadie querrá conocerse. nadie querrá conocer a nadie nunca jamás y todos serán unos solitarios como lo soy yo hoy.
52. Stanislaw Lem-Congreso de Futurología
"Eso me trajo a la memoria los libros en los que se describían las negras imágenes del futuro como una antiutopía en la que cada ciudadano se queda metido en su casa." "Siempre tiene algo que contar esa cariñosa muchacha, contrariamente a esas chicas de los snacks que realizan todas sus conversaciones a través de su computadora portátil."
51. Adolfo Bioy Casares-La Invención de Morel
Estamos viviendo las primeras noches con dos lunas. Pero ya se vieron dos soles.
50. John Fante-Llenos de Vida
49. Ivica Djikić-Cirkus Columbia
La guerra empezó en la clase de Historia del Arte. Esa mañana gris la guerra entró en nuestra clase sobre las ocho. Estaba un poco nerviosa y las manos le temblaban ligeramente. Se parecía al director de nuestro instituto, Stanko Rubić, y dijo lo siguiente: "Queridos alumnos, según parece la guerra también ha llegado hasta nosotros. Id sin prisa a vuestras casas y ya os informaremos de cuándo podéis volver a clase. Hasta la vista". Luego la guerra se extendió también a otros cursos, así que pronto todos volvimos a nuestras casas, serios y silenciosos. Era el 5 de abril de 1992. Al colegio no volvimos hasta el inicio del curso siguiente. Más adelante recordaré ese año de 1992 como el único año de instituto en el que no tuve que recuperar las matemáticas. Partiendo de eso podríamos llegar a la conclusión de que la guerra también puede aportar algo bueno.
48. Tao Lin-Richard Yates
Me llevé una enorme sorpresa cuando abrí el buzón. Una de esas sorpresas que todos deberíamos sentir de vez en cuando; como cuando éramos niños. En el remite un nombre conocido. Dentro del sobre un libro: Richard Yates de Tao Lin. En la primera página una dedicatoria: Amigo Jordi, reconozco que su estilo llegó a irritarme pero, al fin, fue brillante. Espero que te guste. Tu visible amigo @gancedo. Ya sólo por cómo ha llegado a mí, va a ser una novela muy especial. Muchas gracias, Rafa.
47. Jorge Luis Borges-Ficciones
...mientras dormimos aquí, estamos despiertos en otro lado y así cada hombre es dos hombres.
46. Philip Roth-El mal de Portnoy
Lo único que hay que hacer es dejarse de temblores y estremecimientos, dejar de pensar que es algo inimaginable, totalmente fuera de tu alcance: y ponerse a ello, y proceder.
45. Robert Walser-Jakob Von Gunten
No existe peor comportamiento que el que nace del recelo y la ignorancia
44. Javier Marías-El hombre sentimental
43. J.M. Coetzee-Verano
Claro que ¿para qué son los libros si no es para cambiar nuestras vidas?
42. Roberto Bolaño-Amberes
41. Michel Houellebecq-Plataforma
Vivir sin leer es peligroso, obliga a conformarse con la vida, y uno puede sentir la tentación de correr riesgos.
40. Thomas Pynchon-Un Lento Aprendizaje
39. Craig Clevenger-Manual del contorsionista
Los libros de texto de segunda mano son una fuente inagotable de frases manuscritas.
38. David Vann-Sukkwan Island
37. Jordi Puntí-Maletes perdudes
...les llàgrimes no vessades durant tot aquest temps han acabat provocant-vos una infecció...
36. Billie Holiday-Lady sings the blues, memorias
35. Jerzy Pilch-Otros placeres
34. Dino Buzzati-Las noches difíciles
33. Marguerite Duras-Escribir
32. Marguerite Duras-Destruir, dice
31. Slawomir Mrozek-El elefante
30. Herman Melville-Moby Dick
Mejor, pues, es contener cualquier asombro por las ballenas extrañamente aterradas ante nosotros, pues no hay ninguna locura entre las bestias de la tierra que no sea superada con creces por la locura de los hombres.
29. Enrique Vila-Matas-Exploradores del Abismo  
28. Albert Espinosa-Si tu em dius vine ho deixo tot... però digue'm vine
27. Vicente Herrasti-Diorama
26. Enrique Vila-Matas-Chet baker Piensa En Su Arte
25. Chuck Palahniuk-Snuff
24. Kurt Vonnegut-Galápagos
23. Kiko Amat-Mil Violines  
22. Varios, edición bilingüe de Jesús Aguado-No Pasa Nada. Los Poetas Beat y Oriente 
21. Manuel Vilas-Magia ( lo dejé cuando iba por la mitad... uff... no pude terminarlo)
20. Manuel Vilas-Zeta
19. Harvey Pekar*Ed Piskor*Paul Buhle-The Beats (A Graphic History)
18. Pere Joan-Nocilla Experience (La novela gráfica)
17. Julio Cortázar-Save Twilight (Salvo el crepúsculo)
16. Manuel Vilas-Amor. Poesía reunida, 1988-2010
15. Bernard Beckett-Génesis
14. Friedirich Nietzsche-Así Habló Zaratustra (el manga)
13. Amando al extraterrestre-Christopher Sandford   
12. El Hacedor-Jorge Luis Borges  
Nunca se había demorado en los goces de la memoria. Las impresiones resbalaban sobre él, momentáneas y vívidas...
11. 1Q84-Haruki Murakami  
Tenir molt talent no t'assegura que menjaràs cada dia, però si tens intuïció, pots estar tranquil, que no et moriràs de gana.
10. Punt Omega-Don DeLillo  
Si ho exposes tot, si poses tots els sentiments al descobert i demanes comprensió, perdràs un element crucial del teu sentit de tu mateix. És vital que sàpigues coses que els altres desconeixen. Tot el que ningú sap de tu és precisament el que fa que et puguis conèixer a tu mateix.
  9. Un Matrimonio Feliz-Rafael Yglesias
Un Matrimonio Feliz, no es sólo una novela. Aunque no es un libro de autoayuda, pero lo podría ser y de los de verdad, es un libro que te puede enseñar a ser más fuerte ante la adversidad, a disfrutar del momento, a saber perdonar y entender a los demás. Lo recomendaría a todo aquel a quien le interese una buena historia, pero también a los que quieran saber cómo se siente un enfermo de cáncer, su pareja y su familia.
  8. Wendolin Kramer-Laura Fernández
  7. Chronic City-Jonathan Lethem
"Un día de nieve lo habría pasado en casa con una pila de ediciones de bolsillo Dell de Kurt Vonnegut Jr.: todavía veía Cuna de gato en rojo, Las sirenas de Titán en morado y Dios le bendiga, Mr. Rosewater en azul, con las páginas amarillentas y desgastadas por sus dedos ansiosos. La migraña no podía sepultarlo lo bastante para borrar del ojo de su mente el faro de aquellos Vonnegut de Dell."
  6. Escrutaba la locura en busca de la palabra, el verso, la ruta-Charles Bukowski
  5. Guerra sin cesar (Poemas 1981-1984)-Charles Bukowski
  4. Milagro de la rosa-Jean Genet
  3. L'any de la plaga-Marc Pastor
Llevo un tiempo recluido, atrapado, rodeado de eucaliptos y sin poder pasar de la página 214 y del capítulo 21. Sin avanzar. Encerrado en un bucle. Sólo los que han leído L'any de la plaga de Marc Pastor me podrán entender. El año de la plaga (editado en castellano por RBA), es una aventura pre apocalíptica ambientada en la Barcelona actual. Dejando a un lado la ciencia ficción, podemos encontrar en esta maravillosa novela un retrato fiel de la sociedad en la que vivimos: la desconfianza entre los ciudadanos, el comportamiento casi autómata en nuestras vidas, las caras grises. Además hay muchas referencias a series de televisión, películas y canciones... Altamente adictiva es sin duda una novela muy recomendable. Hay un par de escenas (digo escenas porque la acción tanscurre como si estuvieras viendo una película) que se me han quedado grabadas y que son absolutamente demenciales... una de ellas tiene que ver, sorprendentemente, con La Sirenita.  
  2. Los Ángeles del Infierno-Hunter S. Thompson
  1. Pájaros en la boca-Samanta Schweblin
El año 2011 lo estreno, en lo que a libros se refiere, con una recopilación de cuentos de una autora argentina que se mueve entre lo onírico y el suspense. Ya lo dice la faja promocional "Como en una película de David Lynch o en una pesadilla de Kafka". Así que la persona que me lo ha regalado me conoce bastante bien y ha acertado. Gràcies.