A
veces vas retrasando el momento de la lectura de una novela sin saber
por qué. La tienes ahí, en su estantería, en el lugar que le
corresponde: clasificada por el color del lomo o por su tamaño, alfabéticamente o, en este caso y a mi manera de ordenar
desordenadamente, al lado de otros autores japoneses. La vas observando,
apoyada en “Sueño profundo”, lectura tras lectura, y piensas que tal
vez, después de la siguiente le tocará su turno. De vez en cuando la
coges y hueles sus páginas. Recuerdas quien te la regaló aunque olvidas
en qué ocasión. Quizá fue en un cumpleaños, sí, casi seguro que fue en
un aniversario, no hay duda, pero el año no logras averiguarlo.
Entonces llega un día en el que, además de olerla, lees la primera frase:
Mientras
miraba el mapa de África, desplegado en el escaparate como un ciervo
altivo y elegante, Bird apenas consiguió reprimir un suspiro.
Y
no sabes muy bien cómo, sin darte cuenta, ya has leído seis o siete
páginas. Pero sí sabes que ya no la vas a dejar, que es ahora, en este
preciso momento, cuando le ha llegado su turno. Y hay partes que al
mismo tiempo que te parecen algo repetitivas, te gustan y deseas que
aparezcan más; son metáforas y más metáforas como si estuvieras ante un
poema extenso en prosa:
Bird
miró hacia arriba y, a través de las frondas, divisó un trozo de cielo
por el este. Todo era color gris negruzco, sólo al fondo se filtraba un
débil atisbo de luz rosácea. Un cielo humilde, con aspecto avergonzado,
que las nubes perturbaban con violencia, como perros lanudos a todo
correr. Una bandada de urracas pasó como una flecha frente a Bird, tan
descaradas como los gatos callejeros, y casi lo derribaron. Vio gotas de
agua plateada arracimadas como piojos sobre sus colas azul celeste.
Y sí, el horror también es poético.
Hay
en esta novela situaciones dantescas (disculpa que no haya buscado un
adjetivo más original), escenas donde agarrarías a Bird, el
protagonista, y le darías un buen pellizco o una buena colleja para arrancarlo de su sopor, querrías hablar por él, responder a los doctores
que se encargan de su hijo, su bebé recién nacido con una malformación y
al que osan llamar “la cosa”, con algún insulto y alguna amenaza de
denuncia o gritarles que esa no es forma de tratar a un padre primerizo,
ni aunque no fuese primerizo, no es forma, no, así no se trata a un padre:
Finalmente,
el director se quitó la pipa de sus gruesos labios y, sosteniéndola con
una mano regordeta, enfrentó de pronto la mirada firme de Bird y
preguntó: -¿Quiere ver la cosa antes? -La voz sonó excesivamente alta
para las circunstancias. -¿El bebé está muerto? -preguntó Bird.
Pero
claro, este hombre sin sangre, de veintisiete años, del que sabemos que es profesor, que sus
sueños de viajar a África se han truncado, que vive reprimido, y al que
vamos conociendo poco a poco, no es más que un ser humano normal y
corriente, con sus defectos y virtudes, con su pasado y con su nueva
vida recién estrenada. Una persona como tú y como yo. Alguien que en un
momento dado ha creído que no hace nada bien y merece como castigo haber
engendrado a un monstruo.
Aparecen
personajes secundarios que aportan mucho más de lo que pueda parecer en
primera instancia, aunque sólo tengan un par de diálogos. Otros, como
Himiko (una amiga de cuando iba a la universidad y que es un personaje
claramente Murakamiano), que son básicos para despertar a Bird. Aunque es
curioso que con ella conocemos a un Bird más hablador, incluso en su
primer encuentro después de años sin verse, se atreve a juzgar las ideas
metafísicas que ella le expone.
Kenzaburo Oé, obtuvo el premio Nobel de literatura en 1994. Esta novela de 1964
la escribió al poco de nacer su hijo con una deficiencia mental, así que
en parte podría considerarse un tanto autobiográfica. Está claro que abrió
camino a otros escritores japoneses como Haruki Murakami o el otro
Murakami, Ryu, el escritor de "Sopa de miso", una novela que no es nada poética, es muy gore.
En “Una cuestión personal” hay muchos de los ingredientes
que utilizan autores japoneses actuales para cocinar una novela de
éxito, pero no por ser un pionero esperes encontrar escenas suaves. Todo
lo contrario, aquí las escenas de sexo y las borracheras son tan
explícitas como en una novela de Charles Bukowski, algo que en una
novela japonesa escrita en 1964 no deja de sorprender.
En
definitiva, un 4 estrellas, una de esas lecturas que por mucho tiempo
que pase deja un recuerdo indeleble y que me llevará a leer más obras de
este autor. Una novela escrita sin tapujos, sin rodeos, va directamente
donde más duele.
Jajaja, esto ya es muy fuerte. ayer saqué de la estantería Arrancad las semillas, fusilad a los niños para leerlo próximamente ahora que ya tengo la broma medio hilvanada. en cuanto a Sopa de Miso, pues no me gustó mucho el "otro" Murakami jeje. un abrazo.
ResponEliminaTenemos estanterías parecidas... tal vez no somos nosotros los que vivimos en universos paralelos, quizá sean nuestros libros ;)
EliminaYo creo que lo próximo que voy a leer de este buen hombre es Renacimiento, aunque no le hago ascos a una conjunta de Arrancad semillas...
Un abrazo
Curiosamente este mes me he estrenado con Charles Bukowski; llevo la mitad de "Mujeres" y, efectivamente, en dichas páginas sólo hay escenas de sexo, borracheras, y quizá no seria erróneo decir mucha soledad. En todo caso, la lectura me roba algunas risas..me parece todo tan loco y descabellado. Bueno, ni que decir que no conocía al autor que nos descubres hoy. Un abrazo,
ResponEliminaSí, Bukowski es loco y descabellado, pero sienta bien leer su obra (sobre todo relatos y novelas) en la adolescencia, casa con la rebeldía acuciante que tenemos a esas edades.
EliminaOé no dista mucho de esa locura, aunque aparentemente toca temas (al menos en esta novela) más serios.
Un abrazo
¡¡Hola!!
ResponEliminaMe gusta lo que dices de que la novela no se anda con paños calientes, leo yo demasiados pocos libros de esos. Apuntado queda.
Besos.
Pues si lo lees espero conocer tu opinión. Gracias por la visita y por comentar.
EliminaBesos
Un cielo avergonzado, me encantan el antropomorfismos y me gustaría leer esa combinación de lirismo con los extractos explícitos de sexo, tiene que ser interesante de más.
ResponEliminaPero ya sabes que por el momento la temática se me hace una barrera que me supera.
Un abrazo Jordi
Está repleta de metáforas de ese tipo, te va a gustar. Entiendo tu reticencia, pero yo estoy en la misma situación que tú y al final no me ha venido mal leerla.
EliminaUn abrazo
Me gustò mucho tu entrada. Es uno de esos autores pendientes,pero no aùn en mi estanterìa. Hay libros que tengo que estar muy dura internamente para poder leerlos, creo que èste es uno, que no me agarre en un momento de suseptibilidad jeje!
ResponEliminaUn beso:)
Gracias Simonita ;)
EliminaSi lo lees algún día, me lo comentas, pero creo que no es muy duro, quizá puede impactar cómo hablan del bebé, pero no vas a tener pesadillas.
Un beso
Kenzaburo Oé también duerme en algún lugar de mi estantería. Agazapado. Observándome mientras elijo siempre otras lecturas. Entiendo que cada autor tiene su tiempo, que la llamada está sujeta a diversas variables -la mayoría de ellas casi esotéricas, casi inconscientes- pero no puedes disfrutar de la cultura japonesa o jactarte de ser un conocedor de ella si no has tenido contacto con su más reciente Nobel. Sí, creo que va siendo hora de que ajuste cuentas con Oé y su personalísima vida y su reflectante obra.
ResponEliminaLittle bye!
Pues vamos a despertarlo, no? Cuando lo hagas me avisas, me gustaría leer más de este hombre, y si es una conjunta, pues mejor.
EliminaUn abrazo
Leí este libro hace tiempo y guardo un buen recuerdo de su lectura. Oé sigue pendiente en mi estanteria con algun título más. Si lanzáis una conjunta, seguro que me apunto.
ResponEliminasaludos.
Es una muy buena novela. La próxima que me apetece de este hombre es "Renacimiento". No sé para cuándo, pero caerá.
EliminaSaludos
Lo tengo en casa y será mi estreno con el autor, que ya va siendo hora. Te parecerá una tontería pero a pesar de lo mucho que me apetece leerlo, no he podido por el tema, estando embarazada fui a cogerlo pero no pude ni empezar en cuanto leí la sinopsis. Ahora, yo creo que me será menos duro, aunque cuento con la dureza de la novela. Un abrazo
ResponElimina