
Me gustó tanto que rápidamente me agencié otro título; Sputnik, mi amor. También me gustó aunque no me impactó de la misma manera.
No podía dejar de pensar en sus relatos y fui informándome sobre su trabajo. Vi la película Tony Takitani basada en uno de sus cuentos y me pareció una maravilla. Así que pronto volví a sumergirme en su mundo con La caza del carnero salvaje. Esta vez aluciné de verdad. Ahora estoy leyendo Crónica del pájaro que da cuerda al mundo. Resulta que es verdad, Murakami crea adicción. Historias de amor imposibles, enfermedades mentales, música (jazz por supuesto, Murakami regentó un club de jazz mucho tiempo) y también el piano está presente en lo que he leído hasta ahora.
“Cierto autor ruso escribió que aunque el carácter puede cambiar, la mediocridad no tiene remedio. Los rusos, de vez en cuando, se descuelgan con frases redondas. Tal vez las meditan durante el invierno”
de La caza del carnero salvaje (Haruki Murakami)
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